27 de agosto de 2010

Simple


Simplemente despierto. Mis ojos buscan la impaciencia de un nuevo día. Mi primer pensamiento se desglosa en tu figura, se mantiene vivo hasta después de desperezarme. Un té tibio espera manchando el interior de una taza que supiste regalarme. En cambio yo, sin manchas, espero tibiamente un reencuentro profundo.

El reloj va sumando minutos que me llevan a lo racional de mi trabajo. Entre pilas de papeles consigo olvidarte un poco. Todo suma. Varias horas se acumularon en un plazo de tiempo que parece tan fugaz, como tantos besos armados con relampagos de recuerdos que estallan en mi cabeza.

El sol de la tarde muestra que ya le ganó la pulseada al resto del día. Subo a mi auto y comienzo el viaje. Típico, corto y constante. Los kilómetros van armando un mundo preciso. Una hora de soñador, de loco y de poeta sin inspiración. El tramo suficiente para reconciliarme y volver a dejarte; para reprocharte y desearte; para halagarte y pelearte; para matarte de mi recuerdo para siempre y aferrarme a tus pasiones sin precedentes.

Allí vago. Me amigo con la soledad. Me descubro, pero caigo en la cuenta de que no me reconozco. Busco soluciones al mundo, aunque comprendo que no puedo solucionarme.

La vuelta se torna tediosa. A veces música, otras tantas, partidos. La noche me ganó la riña; la ruta aumentó el deseo de tenerte en el asiento de al lado. Los sonidos del silencio interior, aseguran que se necesita de tu compañía.

De nuevo en casa. Prontamente mis ojos se cerraran buscando matar un largo extrañar. Igual de pronto volverá a renacer el sol, y me dejará sabiendo que esta rutina me destruye mucho más que la que creía sentír a tu lado.

11 de agosto de 2010

Es...


Todavía recuerdo aquel enero de raros tragos y carteras robadas; de celulares prestados y aventuras fabuladas en dos minutos; de frases y palabras que figuraban una complicidad tan interna que nadie pudo hacerse eco de ella.




Esa madrugada me enseño que la locura se vuelve cuerda, cuando existe otro loco que la comparte; me demostro que las utopías de dos chiflados no resultan ser eso, sino más bien la realidad de sentirse unicos en el mundo. Simplemente distintos, sencillamente confidentes.


Mis secretos dejaron de ser. Mis mañas se esfumaron desde el momento que aprendiste a conocerme; mis alegrias tienen la dirección marcada para compartilas; mis tristezas saben en que hombro apoyarse; mis dudas comprendieron de donde emanan las respuestas más precisas, las esperas mas dulces.


Después de meses de conocerte, resulta que tu ser impregno en mi, esas sensaciones diferentes; la emoción de pensarme y pensarte a la vez, de sentir que somos una vida, una forma, un complemento, un todo perfecto, me regala una felicidad inmensamente deseada. Me deja frente a la intensidad de la busqueda de amarte.


Sin lugar a dudas te clavaste en mi, tan fuerte, que si el futuro nos niega la estadía juntos, tu huella ha de ser muy bien marcada; seguramente añorada por demás.


Te quiero por lo que sos, cuando el resto de los mortales no saben que sos... Te adoro por lo que me das, cuando muchos de los seres no logran ver cuanto podes.... Te extraño por como siento, sabiendo que la mayoría de los despistados nunca te sintieron asi... Te necesito por lo que soy, sabiendo que con parvas de despavilados jamás podre ser yo completamente.